jueves, 5 de mayo de 2011

Hegel, la Idea del Estado (Ficha Nº 5)

            HEGEL: LA IDEA DEL ESTADO EN EL CONTEXTO DE LA FILOSOFÍA DEL ESPÍRITU

            La realidad, en última instancia, es la Idea. Esta Idea, por cuya naturaleza dialéctica es esencialmente dinámica, se desenvuelve y de este modo, se hace Naturaleza (Idea fuera de sí) y Espíritu (Idea que vuelve a sí, es para sí).
            El Espíritu es, entonces, el momento en que la Idea llega a ser autoconciente y esto ocurre en el ámbito de lo humano. Pero este retorno sobre sí que constituye la autoconciencia,  también requiere un desenvolvimiento. Sus tres momentos son: a) Espíritu Subjetivo, b) Espíritu Objetivo y c) Espíritu Absoluto. Sigamos brevemente este desarrollo para ubicar el tema del Estado.

I- EL ESPIRITU SUBJETIVO

Es el Espíritu tal como lo encontramos en el hombre individual, lo que constituye el tema actual de la psicología.
            Hegel describe los momentos de una marcha en que el Espíritu, desprendiéndose de la Naturaleza en que se encontraba inserto, inicia el movimiento hacía sí hasta concebirse como una interioridad libre. Marcamos los momentos más importantes de  este desenvolvimiento.
            El   Espíritu empieza por ser Alma, inserto todavía en la naturaleza. El Espíritu, como Alma “es su cuerpo, su clima, su geografía”. En un nivel superior, se hace  Conciencia, retrocediendo  respecto de la Naturaleza y tomando distancia de ella. La Naturaleza le aparece ahora como un límite que trata de suprimir consumiéndola e identificándola así consigo mismo. El Espíritu como Conciencia es esencialmente Apetito.
            Pasamos a la Autoconciencia. Ahora el Espíritu es un viviente libre que encuentra otro viviente libre como límite de su libertad. Se entabla entre ellos una lucha (“lucha del amo y del esclavo”) en que cada uno de los contendientes arriesga su vida para afirmar su libertad. En cierto momento, uno de ellos, para conservar su vida renuncia a su libertad. Éste se convierte en esclavo de aquél que, arriesgando hasta el extremo la vida, afirma su libertad. El esclavo, más que esclavo del amo es esclavo de la vida.
            Esta relación es asimétrica, en tanto el esclavo reconoce al amo como libre pero en cambio el amo no reconoce al esclavo. Así, el amo se convierte en un yo autoconciente y libre en tanto reconocido por el esclavo.
            El esclavo, por su parte, inicia un largo camino hacia la autoconciencia a través del trabajo. En lugar de consumir la naturaleza, la moldea, poniendo en ella su espíritu y así llega a reconocerse a partir de su obra. (La autoconciencia requiere siempre el reconocimiento de sí a través de lo otro.
            Entramos en el nivel de la Razón en que cada hombre tiene a otro yo por objeto, reconociéndose mutuamente como autoconciencias.
            El Espíritu Subjetivo alcanza su culminación en el Espíritu Libre. Cada uno se aprehende a sí mismo como una interioridad en relación consigo mismo y cada uno es una voluntad libre que no quiere ser limitada por otro.
            Pero esta libertad es subjetiva y particular, debe hacerse universal y objetiva, y para esto realizarse, es decir, producir un mundo que sea la exteriorización de esta libertad. Así pasamos al Espíritu Objetivo.

            II- EL ESPÍRITU OBJETIVO
            Es el Espíritu salido de sí y encarnado en un mundo histórico de instituciones y de cultura. Tiene tres grandes momentos en su desarrollo.
            1- El Derecho abstracto
            Como espíritu, cada hombre es persona, o sea, autoconciencia referida a sí misma y por lo tanto cada uno es un fin y no un medio. De aquí, el primer mandato del derecho: “Sé persona y respeta a los demás en tanto personas”. El derecho me autoriza a obrar con el sólo límite de no lesionar la personalidad. Comprende los siguiente elementos básicos:
            a) La propiedad: la libertad se realiza apropiándose del mundo, haciendo de la naturaleza un medio para sus fines. La propiedad privada es la esfera inmediata de realización de la libertad. El derecho de posesión y uso implica el derecho de renuncia, de donde surge:
            b) El contrato, por el cual renuncio a mi propiedad en favor de otro que hace lo mismo en favor mío.
            c) Delito y castigo:  Esta voluntad, que es individual, puede obrar contra lo universal. En esto consiste el delito. El castigo, restaura la primacía de lo universal.
2- La Moralidad (Moralität)
            El Derecho concierne a la exterioridad. La Moralidad, en cambio, es la afirmación de la interioridad. Aquí Hegel retoma las ideas éticas de Kant: la moralidad consiste en la autoconsistencia de la voluntad que quiere universalmente lo que ahora quiere (Primera formulación del imperativo categórico).
            Hegel objeta que esta fórmula es vacía: la conciencia kantiana sólo sabe que hay deberes, que debe obrar por deber, que la propia voluntad racional fija los deberes, pero ¿cuáles son estos deberes? ¿Cómo resolver los conflictos entre deberes?.
            Esto nos exige pasar al tercer nivel.
            3- La  eticidad (Sittlichkeit)
            Está constituida por las instituciones, costumbres y tradiciones de un pueblo. Aquí encuentro el contenido del obrar moral. Dice Hegel: “Allí donde la Eticidad está constituida, es fácil saber qué hacer para ser bueno”.
            Este mundo histórico en que estamos insertos será para nosotros una “segunda naturaleza” el hogar específicamente humano.
            Las instituciones fundamentales de la Eticidad son:
a)       La familia
El hombre inicia su existencia en el seno de una familia donde comienza su participación en la vida histórica de un pueblo. Esta institución es inmediata, natural y fundada en el sentimiento (aunque esto no significa que sea irracional).
La familia es un universal abstracto que absorbe lo individual. Por eso sus miembros no son personas, no tienen propiedad privada ni se dan entre ellos relaciones jurídicas.
            La familia me limita como individuo pero aumenta mi libertad (el encuentro consigo mismo).
b)       La sociedad civil
             Los hijos, criados y educados en el seno de la familia, salen de ella para integrarse en la sociedad civil. Aquí, cada uno es un individuo, como átomo social, fin en sí mismo y actúa en función de sus intereses. Es el mundo del trabajo y de la competencia que había estudiado y privilegiado el liberalismo.
              La sociedad civil es el momento de la libertad subjetiva, la extrema dispersión de lo particular que debe integrarse en un nuevo universal que contenga y en el seno del cual se realice lo particular: el Estado.
               Esta marcha desde la atomización de la sociedad civil hacia la universalidad del Estado se realiza a través de diferentes pasos. (Estos pasos no son sucesivos sino simultáneos. Los mostramos en un orden que destaca la progresiva presencia del Estado).
               b.1- El sistema de las necesidades. Para satisfacer mi interés debo contar con los demás que, de este modo, no son necesariamente competidores. Este sistema de las necesidades es una red de interdependencias, resultado de la división del trabajo como el “mercado” que estudia Platón en la República.
                b.2- Las corporaciones (Stände). Están constituidas por grupos de individuos cuyo bienestar depende de intereses semejantes. Estos fines comunes los llevan a asociarse para defender sus intereses sectoriales. Participando de la corporación voy avanzando del interés particular al universal. Estas corporaciones son reconocidas por el Estado y ocupan un lugar en su constitución interna.
                 b.3- La policía. Es una función del Estado que interviene en la sociedad civil. La búsqueda del bienestar particular es un derecho. Este derecho, es reconocido por el Estado y con vistas a que pueda ser realizado, éste cumple la función de policía que consiste en una malla preventiva que protege al individuo frente a problemas de todo tipo: delictivos, económicos, sanitarios, lo protege ante la posibilidad de la extrema pobreza o la ignorancia.
También protege a la industria local frente a la competencia exterior.
          b.4- Administración de la Justicia. También aquí se interrelacionan la sociedad civil y el Estado. El Derecho Abstracto se convierte en Derecho Positivo y la universalidad reconocida de la Ley y las Cortes de Justicia  imponen lo universal frente al capricho subjetivo.
c)       El Estado
              Es la síntesis de la universalidad abstracta de la familia y la particularidad de la sociedad civil. Es un universal concreto, organismo que se autodiferencia y al mismo tiempo que contiene sostiene lo particular. (Sobre esta idea se funda la crítica hegeliana a la República de Platón: es un universal abstracto que anula lo individual)
            El estado expresa el ser profundo, la voluntad autoconciente de los individuos. Por eso, el interés del individuo y el interés del Estado son, en el fondo, el mismo. (Si mi ser profundo es ser argentino, la plena realización de mi ser coincide con la grandeza nacional) La libertad del individuo sólo se realiza plenamente en el Estado.
    c.1) Constitución interna del estado. Hegel  toma como modelo una monarquía constitucional parlamentaria. Por eso, distingue en el interior del Estado tres poderes:
    El monarca: Debe existir porque en su persona singular se hace presente la unidad del Estado. Y debe ser hereditaria porque esta filiación real manifiesta la continuidad natural del Estado por encima de las luchas de la sociedad civil.
    Los funcionarios. Burocracia nombrada por el rey, constituyen la “Clase universal” porque no perteneciendo a ningún sector de la sociedad civil, sólo pueden querer lo universal (=el interés del Estado).
    El parlamento. No está constituido por los representantes de los ciudadanos abstractos sino por los delegados de las corporaciones y los grupos de la sociedad civil que están así presentes en su realidad concreta. La tarea de los funcionarios es la de articular estos intereses muchas veces contrapuestos, con vistas a salvaguardar la unidad del Estado.
    c.2) Las relaciones internacionales.
           Cada Estado es una individualidad excluyente a la búsqueda de su propio interés. Ahora bien, por encima de los estados individuales no hay otro poder, de manera que entre estos estados puede haber acuerdos, amistad, pactos, pero nada los garantiza. En última  instancia, las diferencias entre los estados sólo pueden zanjarse  por la guerra.
    Pero la guerra no es un mal: impide que los hombres sean esclavos de la vida y promueve el progreso, la marcha de la historia universal.

            III- EL ESPÍRITU ABSOLUTO
             Habíamos dicho que el Espíritu es el momento en que la Idea, que es la realidad en última instancia, se vuelve autoconciente después de haberse desenvuelto . Esto ocurre a través de toda la actividad humana, actividad donde lo que es en sí, se pone fuera de si y así llega a ser para sí.
    Pero no todos los productos de esta actividad tienen el mismo valor de revelación, es decir, de verdad. Es evidente, por ejemplo, que el Espíritu de un pueblo se manifiesta en todo lo que el pueblo hace, tanto en sus comidas (la cocina local) como en sus obras de arte, pero transparece con más claridad en las palabras de un poema que en la papa y cebolla de un guiso.
   Es por eso que Hegel privilegia, como las actividades más altas del Espíritu, aquellas en que más claramente se revela a sí mismo: el Arte, la Religión y la Filosofía.
    En el Arte la Idea se revela como imagen sensible (Bild) dada a la percepción, en la Religión, como representación (Vorstellung)  venerable y recién en la Filosofía se la Idea se encuentra en su verdadero elemento, el concepto (Begriff). De manera que, según Hegel, la filosofía podría definirse como la más plena autoconciencia de la Idea.

FUENTES
Hegel: Enciclopedia de las ciencias filosóficas.
Hegel. Filosofía del Derecho.





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